sábado, 15 de enero de 2011

Rahab, una violenta y redimida ramera


Rahab, una violenta y redimida ramera

El pueblo de Israel estaba a punto de llegar a la tierra prometida. Debían traspasar una enorme muralla que rodeaba la ciudad, eso sin contarlos gigantes que en ella moraban. Doce espías fueron a ver con sus ojos lo que Dios ya les había entregado. Diez, llegaron derrotados, pues su fe les había fallado. Josué y Caleb, hicieron la diferencia, si vieron los gigantes, pero se enfocaron en el Dios de la promesa.

Llegaron una noche cualquiera a la ciudad amurallada y se encontraron con hasta mujer, a la que todos conocían como Rahab, la ramera. Al buscar en libros históricos y diccionarios bíblicos, me doy cuenta de la hermosa que hay deras de esta mujer guerrera.

Rahab era una mujer que vivía en una casa situada sobre la muralla de Jericó. No conocía de Dios, pues en Jericó se le servía a multitud de dioses. Ella había escuchado de este Dios, el de los israelitas, el de las grandes maravillas en el desierto, el que les había ayudado a ganar muchas batallas en el destierro. Solo había escuchado hablar de ese Dios real.

Cuando Josué y Caleb llegaron a su casa, casa de prostitución, según algunos teólogos e historiadores, ella los recibió y los protegió, porque vio en ellos el rostro de ese Dios. Hizo pacto con ellos, iba a ayudarles a sitiar la ciudad. Ella estaba totalmente segura, de que Jehová la iba a salvar. Hicieron el plan, ella los ayudo a salir de la ciudad y quedo con ellos en que esperaran su señal para que pudiesen atacar. Ella se encargaría de despistar al Rey y a sus seguidores.

El rey de Jericó le pidió cuentas acerca de los hombres a los que ella había recibido. Ella, arriesgando su vida, le dijo que si, los había recibido, pero ya habían partido. Corrió a su casa en donde Josué y Caleb dormían. Ella presurosa les despertó diciéndoles lo que sucedía. Les conto que ella sabía de oídos sabia, que su Dios les había entregado a Jericó, que sabía de los milagros del Mar Rojo y de los cuidados que su real Dios con ellos tenía. Ella creía y tenía fe en ese Dios y por eso había decidido ayudarles a tomar posesión de Jericó.

"Esperen el cinto carmesí en la ventana, esa será la señal entre ustedes y yo para que puedan entrar. Ustedes tienen que prometerme que a mí y ami casa van a salvar." El pacto entre ellos fue hecho y así Rahab, la ramera, ayudo a Israel triunfar. Ella se puso en servicio a Dios y ella y su casa fueron esa noche salvas de la destrucción. Dios es fiel, siempre cumple sus promesas.

Rahab fue aceptada como parte del pueblo de Israel. Ella no había vivido no visto la gloria de Dios en acción, pero creyó por fe en que Jehová era el verdadero Dios. Esto la hace partícipe del galardón de pertenecer a los grandes de la fe mencionados en Hebreos 11, "Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en Paz."

Un hilo carmesí la salvo, carmesí como la sangre de Nuestro Redentor. Ella por fe, creyó y fue salva ella y su casa. Se sometió por completo a obediencia a un Dios que no conocía... Fue una mujer violenta que arrebato su bendición.

Si seguimos buscando en la historia, Mateo la hace parte de la descendencia de Jesús por parte de Booz el esposo de Rut, otra mujer que creyó en un Dios que no conoció, solo de El escucho. Dios, en su infinita misericordia y su inefable amor, utilizo lo más vil para glorificarlo y hacerse grande en sus manos. Una ramera en la descendencia de Jesús, no te explota el cerebro esto? A mí me explota de gozo el corazón!

Cuantas Rahab habrá esperando que unos Josu es y Calebs le den la oportunidad de servirle al Dios vivo? Un solo momento ante la presencia de siervos en espíritu y en verdad y ella cayó rendida a los pies de Dios. Dejo que Su mano la transformara y se sometió por completo a Él. Dios vio su corazón, no vio su pasado, tampoco su presente. El vio su futuro en Sus manos.

Sierva que me lees, no importa en el estado en que estés, Dios, el Dios de Rahab, esta ahí junto a ti, para limpiarte, salvarte, sanarte y restaurarte. El quiere que pongas en tu ventana una cinto carmesí, para hacer pacto por siempre contigo y tu casa. Quiere coronarte como su princesa, vestirte de lino blanco y entregarte loque te pertenece. Solo abre tu corazón y tu boca y dile: Padre, de oídos te había conocido, mas ahora te puedo sentir. Límpiame, sáname, restáurame, renuévame, pero sobre todo escribe mi nombre en el libro de la vida pues hoy te acepto como el Salvador de la mía. Me someto a ti por completo y quiero escucharte dulce voz diciéndome que debo hacer. Enséname el camino a seguir, pues no quiero dar un paso atrás. Jesús, entra en mí y dame el gozo que sintió David. En tu nombre, Amen.

Se una Rahab valiente, enfrenta sin miedo a ese rey engañador y dile que tu le sirves al Rey de reyes, Señor de señores y Príncipe de paz. Violencia espiritual es lo que te da la autoridad de párate y llamar las cosas que no son como si fueran. Rahab creyó y fue salva.

A ti, hermano y hermana, ¿quienes somos nosotros para juzgarla vida de Rahab? Cuando veamos mujeres caídas y maltrechas por la vida, pensemos en esta ramera, que Dios uso para dar su pueblo lo que le pertenecía. Pero más allá, más importante aun, la redimió a través de una cinta carmesí. Hoy, tú y yo, y las Rahab de la vida somos redimidos a través de la sangre carmesí de Cristo, Nuestro Señor.

¿Que harías tú, si el domingo en el culto a tu lado se sentara esa mujer que todos en el pueblo la conocen por ser la ramera de la ciudad? ¿Qué haría Jesús?

Lala García

1 comentario:

  1. Muchas gracias,encontre bastante informacion sobre Rahab y Jerico.Dios les bendiga!

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